lunes, 19 de octubre de 2009

La Deforestación del Hombre


En países desarrollados el desperdicio de alimentos se mide en toneladas diarias, mientras que en otras naciones la gente muere de inanición. Esta situación evidencia la mala repartición de recursos que existe en el mundo y, si no se toman cartas en el asunto, es seguro que en los años próximos la situación se volverá más crítica. El impacto ambiental que se deriva de la ideología consumista tiene consecuencias asoladoras para el medio ambiente.

El primero de estos países desperdiciadores es, como bien se sabe, Estados Unidos. Sin embargo, el recién electo presidente, Barack Obama, ha prometido enseñar a su pueblo una forma de vida más acorde a los tiempos. La tarea es titánica pero, por el bien de todos, esperemos que cumpla su palabra.

No obstante, la situación está en manos de cada mujer y hombre. Queda claro que la mayoría de nuestros problemas tienen sus raíces en nuestros malos hábitos, ya sean alimenticios, consumistas, éticos, etc. En el caso específico de la alimentación, el problema está en qué comemos, y no en cuánto comemos. Como ya se ha dado a conocer en algunos estudios, la principal fuente de deforestación y, por ende, de contaminación ambiental es la agricultura. Y el mayor porcentaje de tierras para siembra está dedicado al consumo de ganado.

Hace algunos años se realizó un análisis económico y ecológico acerca del costo de comer animales, como vacas y puercos: La contribución del ganado a la contaminación del agua supera más de diez veces a la de los humanos y más de tres a la de la industria. Asimismo, millones de hectáreas de selva y bosque son destruidos cada año cuando se convierten en tierra de pastoreo y en cultivos que se utilizan exclusivamente para engorda de animales. Mientras que más del 50 por ciento del agua del mundo se emplea en ganadería (para producir un kilo de carne son necesarios más de 20.000 litros de agua), la cantidad de alimento que produce dicha actividad no puede ni competir con la eficiencia que el consumo directo de granos tiene en cuanto a la producción de buen alimento para el hombre (para un kilo de trigo se necesitan únicamente 227 litros, y para un kilo de arroz 454 litros).

  Según dicha investigación, 125 toneladas de residuos tóxicos son originados por la industria cárnica cada segundo. Estos gases tóxicos, como el amoníaco, metano y dióxido de carbono contaminan los ríos y la atmósfera, modifican la capa de ozono y contribuyen al efecto invernadero. Aproximadamente, 300.000 km2 de selva tropical se destruyen cada año tan solo para crecer pastos para ganado. Viendo todo el panorama, un vegetariano está salvando 4.000 m2 de árboles al año.

Según la revista National Geographic, cerca del 20 por ciento  de la selva amazónica ha sido talada.  Esta cifra representa más que lo destruido en los 450 años de colonialismo europeo en Brasil. El impacto se suele encubrir bajo el hecho de que mucha de la tala de árboles en esta área es “selectiva”, lo cual hace que los daños sean más difíciles de observar que cuando se hace en claros a gran escala. Los científicos temen que un 20 por ciento adicional desaparezca en las próximas dos décadas. Si esto  pasa, el equilibrio natural del bosque se vería en graves problemas, ya que la selva produce la mitad de su propia lluvia a través de la humedad que libera en la atmósfera. Al eliminarse suficiente lluvia con la tala, los árboles restantes morirían de sequía. Los efectos de la deforestación son muy graves; dichas sequías, a su vez, ocasionan incendios masivos que arrasan con el bosque. Esto ya ocurrió en el Amazonas en 2005 y redujo los niveles de los ríos, afectando a cientos de comunidades. De este modo, Brasil, pulmón del mundo, se ha convertido en uno de los productores de gases de invernadero más grandes de la tierra. 

El caso del Amazonas es muy significativo por la importancia que dicha selva tiene en el mundo, no importa en que país vivamos. Hace algunos años, el gobierno de Matto Grosso, región amazónica, estuvo ostentado por Blairo Maggi, conocido como "O Rei da Soja" (el rey de la soya). Maggi es el dueño de la productora de soya más grande del mundo. Casualmente, las leyes de protección ambiental en la región de Matto Grosso no son tan estrictas como deberían ser. Maggi, aparte de ser un hombre de negocios, es un escéptico del calentamiento global y  no cree en la importancia y fragilidad de la región selvática.

El problema de la deforestación y la hambruna está ligado a las deficiencias del orden mundial; está directamente relacionado con la política, la economía y la elección de nuestros líderes; y tiene todo que ver con el desinterés y la negligencia que acechan al individuo común. La cuestión es de índole moral y de supervivencia, y crece con la necedad, la corrupción, y la distorsión de la moral y la ética. La evolución a un mundo saludable es responsabilidad de cada uno de nosotros, y juntos debemos condenar cualquier práctica que ponga en peligro el porvenir de las generaciones. 

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2 comentarios:

Blogger esquinacorintia ha dicho...

Muy bien, pero es un artículo de fondo. Ya veremos el porqué.

19 de octubre de 2009, 21:50  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Opino, neófitamente ó posiblemente desde una percepción antigüa y mediadamente vieja, que:

Las grandes civilizaciones, las grandes culturas han desaparecido de la faz de la tierra por causa de la deforestación, quizá no por necedad ó corrupción, que ello de cualquiera manera va implícito en todo el quehacer humano.

A mayor bienestar mayor población y a mayor población mayor consumo y a mayor consumo mayor depredación.

Los norteamericanos se vuelan la barda y son dueños del 25% del agua dulce del planeta sin incluír Alaska, aún con el subdesarrollo del Brasil el delta del Amazonas inunda en temporada de lluvias una superficie mayor a Inglaterra.

Igualmente los habitantes de Papúa destrozaron su ecología.

El problema alimenticio del planeta radica en la falta de distribución de los alimentos y tanto daño generan los países ricos como los países pobres ya que en el continente africano, cuya población será superior en número a la de todos los habitantes del mundo entero y que radica la mayoría de ella en zonas urbanas continúan consumiendo especies de animales salvajes promoviendo con ello la extinción de cientos de especies animales. Generando con ello un grave desequilibrio ecológico.

Los análisis sobre el tema no pueden salvar al mundo "per sé" pues mientras no exista una equitativa distribución de los alimentos no podrá existir una verdadera voluntad de aprender y por ende de enseñar y sin estos pasos el "hombre depredador" tendrá que satisfacer sus necesidades primarias que son el comer.

Desgraciadamente somos víctimas de las transnacionales que miran el problema con signos de dólares y el dinero otorga poder y ello nos va a joder...!

20 de noviembre de 2009, 15:17  

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