domingo, 18 de octubre de 2009

Bastardos sin gloria, una apologética de la venganza



¿Quentin Tarantino?... Su reputación le antecede. Con Tiempos Violentos (Pulp Fiction, 1994) se granjeó el Oscar al mejor director y mejor guión original, y en Cannes, la Palma de Oro. Asimismo, Perros de Reserva, Jackie Brown y Kill Bill llevan la firma de su estilo: El conjunto de un cine vehemente y detallista a punto de fetiche, humor negro y crueldad en abundancia. Tarantino es una marca registrada, es un carnicero que etiqueta cada una de sus reces con el sello de la violencia.
Bastardos sin gloria, la obra más reciente de este enfant terrible, no se aleja, siquiera un poco, de su torcida personalidad. Diferente a cualquier otra película de la Segunda Guerra Mundial, se estrenó en México el pasado viernes, 16 de octubre, para mostrar una versión alterada de la historia. La trama trata de un equipo de judíos vengadores liderado por el estereototipo de yankee redneck, el Teniente Aldo Rein (Brad Pitt). “Los Bastardos”, como se le conoce al grupo entre los soldados del reich, planean terminar con la guerra de una vez por todas al asesinar a los líderes de la Alemania fascista en una oportunidad sin precedentes.
Sin duda, una película inolvidable; pero no por innovadora o artística, sino por la violencia explícita a la que uno se ve expuesto durante 152 minutos. Craneos escalpados, cabezas molidas y caras desfiguradas, entre otras imágenes, son algunas de las agresiones que las autoridades decidieron categorizar como B15: apta para mayores de 15 años acompañados de sus padres. En otras palabras, según el arbitrio nacional, es una cinta para disfrutarse en familia.
Bastardos sin gloria es una superproducción más del cine comercial hollywoodense. La irreverencia le funcionó a Tarantino en sus comienzos, pero la fórmula ya perdió su frescura. La receta facilista, que equivale las ventas con la violencia o el sexo, no puede seguir funcionando. Cualquier realizador que se precie de amar el séptimo arte, de querer a su público, y que conozca el poderío del medio debería poner más atención e inteligencia a sus contenidos. No obstante, Tarantino se ha valido de la terapia de electroshock para dejar su huella.
Como la saga Kill Bill, Bastardos sin Gloria es una apologética de la venganza; la cual, a su vez, es una excusa de la violencia. ¿Cuánta gente querría ver a Hitler muerto? Seguramente bastantes personas que, como muchos mexicanos, después de una larga exposición a los medios han forjado una terrible valla de insensibilidad ante lo que pasa por sus ojos.
Por lo demás, la película se vale de lo irracional y pretende ser cómica, pero no deja de ser una grotesca banalización del sufrimiento. Las actuaciones de Pitt y Cristoph Waltz, que se desempeña como el villano de la historia, son muy convincentes, y el manejo de cámara es preciso. La realización de la película, en general, es superior, y la música crea un contraste bizarro que enriquece las escenas, aunque refuerza la premisa de que el director está siguiendo sus mismos patrones. Una vez más, Tarantino, como buen vendedor, encontró lo que la gente quiere desde hace tiempo y se lo ha dado. Algunos dicen catársis, yo creo que es simple y llano entretenimiento a la usanza gringa.

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3 comentarios:

Blogger esquinacorintia ha dicho...

Bien, le quedó una reseña publicable. La mejor que he leído.

19 de octubre de 2009, 21:11  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Asi es. Sock value en el cine es nada mas y nada menos que bazofia en pureza...Y tambien lo son quienes crean que es buena pelicula!

Hare Krishna

20 de octubre de 2009, 8:24  
Anonymous Anónimo ha dicho...

*shock, perdon!

20 de octubre de 2009, 8:25  

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